TENER UN EXCELENTE RENDIMIENTO ACADÉMICO.
Tener un excelente rendimiento académico es esencial para el futuro profesional y laboral de tu hijo. Además de fortalecer su disciplina, es importante que sepas a qué debes prestarle más atención. Ten presente que el punto de partida de los buenos logros académicos es la evaluación de lo que se debe fortalecer y de lo que se debe replantear, por eso es importante que fundamentes esta guía en la evaluación de sus competencias.
Nivela sus debilidades y fortalece sus aptitudes.
Después de saber cuáles son los puntos débiles de tu hijo, enfócate en saber cómo mejorarlos, sin dejar de lado el fortalecimiento de sus aptitudes. Recuerda que estas resultan ser la motivación de tu hijo para que mejore lo que no hace bien. Una de las formas de ayudarle a tu hijo a mejorar su rendimiento académico es detectar el porqué de sus debilidades. Algunas de las razones son:
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De orden social: cuando el ambiente en el que vive el niño no manifiesta ninguna valoración de sus logros académicos.
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De orden fisiológico: cuando el bajo rendimiento es resultado de problemas auditivos, visuales o motrices.
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De orden pedagógico: cuando el niño está en un nivel escolar distinto al que le corresponde o tiene algún problema que entorpece su proceso de aprendizaje, como la dislexia, la disgrafía, entre otras.
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De orden emocional cuando es resultado de problemas emocionales o sicológicos del menor y, en este caso, los adultos tenemos mucho que ver, ya que uno de los principales motivos para que un niño fracase en este mundo tan competitivo en que vivimos es el afán excesivo de padres y profesores de que sea un triunfador.
Revisa aquí el artículo completo: Entérese por qué su hijo no tiene un buen rendimiento académico.
Revisa su agilidad mental.
Probablemente este es uno de los puntos a favor de tu hijo, si no lo es, te habrás preguntado: ¿cómo mejorar la memoria? ¿Cómo mejorar la concentración? ¿Cómo pensar más rápido? Probablemente hayas encontrado respuestas como multivitamínicos, libros de autoayuda o visitas al terapeuta; pero en realidad puedes ayudarle a incrementar su rendimiento intelectual mediante el mejoramiento de su capacidad cerebral con estrategias que le ayudarán a ver resultados en corto tiempo, si las practicamos diariamente.
Enséñale cómo cuidar su cerebro.
Estas estrategias para tener mayor agilidad mental deben ir acompañadas de un buen cuidado cerebral y para eso es importante que revises si tu hijo cuida su cerebro; si no, enséñale cómo hacerlo.
Ayúdale a evitar al máximo los hábitos de vida que perjudican su funcionamiento cerebral, pues este órgano es de enorme complejidad y los procesos bioquímicos que intervienen en su funcionamiento son tan precisos y delicados que diversas sustancias pueden alterar su funcionamiento o dañarlo, bien sea por ingerirlas, aspirarlas o inyectarlas. Igualmente, la mala alimentación, la falta de ejercicios y dormir con la cara completamente tapada disminuyen el potencial natural de aprendizaje y da lugar a la lentitud del funcionamiento cerebral.
Ayúdale a elevar su concentración al máximo nivel.
Tener buena concentración es clave para mejorar otras facultades cerebrales, como la agilidad para pensar y la memorización. En algunas ocasiones, las facilidades que genera la tecnología limitan el desarrollo de estas facultades y generan atención dispersa, por eso es importante detectar qué puede generar dispersión en tu hijo.
La comprensión de lectura es la clave del éxito académico.
La comprensión de lectura es la capacidad de entender lo que se lee. En otras palabras, le permite a tu hijo entender los postulados del autor e interpretar sus principales argumentos.
Según las pruebas PISA y Pirls, el principal problema de los estudiantes no es el razonamiento abstracto, como se creía, sino la comprensión de lectura; cerca del 26 por ciento de los estudiantes desmejoró en 2014 y por eso se considera que la comprensión de lectura, a nivel mundial, ha desmejorado.
Ayudarle a tu hijo a tener una mejor comprensión de lectura implica que se concentre en el texto, que deje de lado todo tipo de distracciones, pero también implica el uso de diferentes tipos de herramientas; es decir, que saber cómo leer mejor no es solamente una cuestión de inteligencia, sino también de estrategia.
Elije un método de estudio apropiado.
Antes de conocer los mejores hábitos de estudio, es importante que sepas si tu hijo ya tiene uno y si es efectivo. Ten presente que es importante que tu hijo entienda que estudiar requiere disciplina y constancia, y que aunque suene aburrido, comprometedor e incluso todo un sacrificio, estudiar es una de las actividades más constructivas.
Explícale a tu hijo que el proceso de estudio no implica utilizar cuadernos, libros, esferos y conceptos. Enséñale que estudia cuando pasa una calle, cuando cuenta el dinero para pagar algo o cuando responde a algo que le piden; pues todo esto implica un proceso de aprendizaje previo que necesitó de un método; por eso es importante que tu hijo sepa la forma correcta de aprender
Para determinar si tu hijo tiene hábitos adecuados de estudio, pregúntate lo siguiente:
¿Gasta más tiempo en actividades de ocio y entretenimiento que en el estudio o, por el contrario, organiza el tiempo de manera que puedas dedicarse a estudiar y a otros asuntos personales de manera equilibrada?
¿Tiene un espacio exclusivo para estudiar? ¿Cuentas con los materiales necesarios para hacerlo?
¿Lo motiva el estudio?
¿Le resulta fácil o difícil concentrarse mientras estudia?
¿Controla sus emociones y pensamientos? ¿Sabe tomar decisiones?
Revisa qué tan buenas son sus anotaciones en clase.
Tomar apuntes es una estrategia para lograr un método de estudio exitoso. Enséñale a tu hijo a anotar la información que el profesor presenta en clase de forma ordenada y completa. El éxito de esta estrategia no está en apuntar todo lo que se escucha, sino en atender, analizar, sintetizar y redactar la información relevante. Enséñale a tu hijo cómo hacerlo correctamente. No existe una fórmula única y mágica para tomar apuntes; todo depende de la asignatura, la metodología de la clase, el estilo de aprendizaje de tu hijo y de su escritura.