Tener buena ortografía.
Muchas de las actividades que realizamos a diario demandan habilidades de lectura y escritura: por ejemplo, redactar un correo, un informe o un trabajo escolar implica la construcción de textos con mensajes claros, lo cual supone una buena redacción y buena ortografía. De ahí la importancia de aprender a leer y a escribir, así como también de optimizar estas habilidades comunicativas.
Gracias a la tecnología, nuestras actividades de escritura están mediadas por una gran cantidad de aparatos que nos facilitan la vida y que evitan que escribamos a mano. Los niños de esta generación no escapan a la realidad y, esto ha provocado un cambio en la forma como escribimos. Te puede interesar: Cómo mejorar la ortografía.
Es importante que tenga en cuenta que lo que aprendemos durante los primeros cinco años de vida es la base del resto de nuestro aprendizaje. La escritura es un proceso indispensable para el desarrollo cognitivo, social y cerebral.
Promueva en su hijo la habilidad de escribir correctamente; sin importar si hay prioridad en la escritura por computador, ya que no hay correctores ortográficos que identifiquen las ambigüedades o los problemas de significado; es decir que en algunos casos, estas herramientas corrigen palabras bien escritas y no detectan todos los errores.
Indiscutiblemente, escribir a mano, o caligrafía, desarrolla habilidades como la motricidad fina y la coordinación; además le permitirá pensar más rápido y motivar su inteligencia, lo que hará de su hijo un estudiante exitoso.
Siga los pasos que le recomiendan algunos de nuestros expertos para promover en su hijo habilidades de escritura como la buena caligrafía, la redacción, la ortografía y todas las demás aptitudes que promueven una escritura óptima.Te puede interesar: Cómo mejorar la ortografía de mi hijo.
1. Detecte en qué edad de lenguaje está
Identificando estas etapas podrá saber cómo estimularlo con mayor propiedad y precisión. No deje pasar ninguna oportunidad para corregirlo, en la infancia el proceso de aprendizaje es mucho más fácil que en la juventud o incluso en la adolescencia, ya que se está aprendiendo –por primera vez–, mientras que los procesos de reaprendizaje son más complejos y tardan mucho tiempo, porque significa replantear lo que ya se conoce, por costumbre o práctica constante.
Prealfabetización: alrededor de los tres años. Los niños hacen dibujos o garabatos en cualquier superficie y los “leen” como si fueran palabras.
Desarrollo inicial: los garabatos se convierten en formas que “imitan letras”: los niños trazan círculos y líneas para formar figuras parecidas a las letras.
Fase de desarrollo: los niños escriben letras en desorden, pero manteniendo una linealidad gracias al uso de renglones.
Periodo de transición: hacia los cinco años de edad. El niño empieza a reunir letras imitando sílabas o palabras; en algunos casos escribe palabras conocidas, pero puede hacer separaciones o letras erróneas.
Etapa de fluidez: Los niños se inician en la redacción, a la vez que mejoran su caligrafía y ortografía reflejando la escritura del adulto por medio de la práctica.
2. La lectura es indispensable
Aunque parezca obvio, no olvide inculcar hábitos de lectura en su hijo ni mucho menos seleccionar textos de buena calidad.
La lectura permite:
- Tener memoria fotográfica: esta facultad permite recordar la forma correcta en que se escriben las palabras; es decir que si lee buenos textos, podrá leer palabras bien escritas y memorizar cuál es su escritura correcta.
- Mejorar la concentración: mantener una buena concentración en la lectura no es fácil; por eso si su hijo logra concentrarse al leer, podrá concentrarse en otras actividades. Nuestra principal recomendación es que busque textos que le resulten muy agradables a él o ella. Sepa cuáles son sus temas de interés; por más triviales que a usted le parezcan, para él son interesantes. Lo importante es encontrar autores que escriban bien y que incluyan recursos útiles.
- Amplía las posibilidades lexicográficas: leer también permite conocer nuevas palabras. Una vez más le recomendamos utilizar buenos textos para saber cuáles podrán enseñarle un vocabulario diferente; además, ampliar las posibilidades de los textos que le presenta a su hijo, también le permitirá identificar cuáles le gustan más y cuáles menos para acertar en futuras ocasiones.
3. La mejor orden es el ejemplo
La imitación es una de las formas más exitosas de aprendizaje en los niños. Tenga presente que si usted lee en frente de su hijo, la curiosidad de saber qué es lo que usted está mirando lo llevará a abrir un libro; por eso, procure leer con él. Explíquele sus dudas y ayúdele a relacionar términos en los textos que estudian, de forma que él aprenda las raíces de algunas palabras y las reglas de ortografía de esas palabras; por ejemplo, si ve dos palabras en el mismo texto, terminadas en –bilidad, como responsabilidad y amabilidad, puede enseñarle que las palabras terminadas de esta forma se escriben con “b”.
4. Enséñele en todo momento.
Aproveche cada momento que comparte con él para enseñarle la diferencia entre escribir té con tilde y sin tilde, mí con tilde y mi sin tilde. Enséñele siempre a hacerse entender y relacione la ortografía con esa necesidad de comunicarse bien. De verdad, esta es una facultad que le ahorrará muchos problemas de comunicación a lo largo de toda su vida.
5. Asegúrese de que su hijo no tiene problemas de lenguaje.
Si su hijo tiene más de seis años y no pronuncia correctamente los sonidos de su lengua nativa, preocúpese, pues podría considerarse un problema de lenguaje. Por supuesto, esto influirá sustancialmente en la forma como escribe, ya que la comunicación oral y escrita es un conjunto.